Estela Navarro Cortez, Joey’s Bakery

Joey's Bakery

Photo by Juan Diaz

Estela Navarro Cortez was born in Jocotepec, Jalisco, Mexico and first came to the United States at the age of five. Later, in 2003, Navarro moved to Napa and opened Joey’s Bakery with her husband Salvador Cortez, who is also a baker. An expert baker and determined entrepreneur, Navarro and her bakery were destined for success.  The bakery was named after their then 3-year-old son Joey, who looked adorable decked out in a little apron when the bakery first opened, recalls his sister, Yesenia.  Joey grew up in the bakery and at almost fifteen is now part of its staff.

Stepping inside the Jefferson Street bakery, painted in sunny shades of yellow and orange, the warm, sweet smell wafts in from the ovens, like a special olfactory sample of Joey’s Bakery’s fresh Mexican breads and pastries. Despite the wide array of baked goods offered, Navarro is steadfast in her commitment to upholding high standards of tradition and quality. In fact, one of the more significant challenges Navarro faced as a business owner was finding staff who fit her criteria: experienced bakers who knew the secrets of creating truly authentic Mexican breads and pastries. Otherwise, Navarro says business has been “smooth,” which should be expected considering Navarro’s level of dedication and investment in the bakery, which can be best exemplified by a special piece of advice she had been given. “A business is like a baby, guard it with all your heart,” she advises. “You are responsible to make it grow.” Navarro has been fortunate enough to have received the support of her  family throughout her journey as a business owner. “Most of the family works in this small business,” Navarro explains. Along with her husband, her son Joey,  and her oldest daughters, Yadira and Yesenia, all helped with the family business.  Even 5-year-old Daniela, featured in this photo with her mother, pitches in, cleaning the tongs and the platters customers use to select their baked goods.  She has grown up in the bakery too.

More than ten years later, business is still booming and continuing to expand. What is the key to Navarro’s success, one might ask? “Hard work,” she answers, “The harder you work, the more successful you’ll be.” For aspiring business owners, Navarro finds it crucial to educate oneself about every detail of the industry one plans to enter. Try one bite of the bakery’s tres leches cake, and you’ll know that’s exactly what Navarro did.

Biography by Maija Starr. 

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Estela Navarro Cortez nació en Jocotepec, Jalisco, México y vino por primera vez a los Estados Unidos a la edad de cinco años. Más tarde, en 2003, Navarro se mudó a Napa y abrió Joey’s Bakery con su marido Salvador Cortez, que también es panadero. Una experta panadera y una emprendedora determinada, Navarro y su panadería estaban destinadas al éxito. La panadería fue llamada así por su hijo de tres años Joey, que parecía adorable engalanado con un pequeño delantal cuando la panadería abrió por primera vez, recuerda su hermana, Yesenia.  Joey creció en la panadería y con casi quince años es ahora parte de su personal.

Entrando en la panadería de Jefferson Street, pintada en tonalidades luminosas de amarillo y naranja, el cálido y dulce olor flota desde los hornos, como una muestra olfativa especial de los panes y pasteles frescos mexicanos de Joey’s Bakery. A pesar de la amplia variedad de productos horneados ofrecidos, Navarro es firme en su compromiso de mantener altos estándares de tradición y calidad. De hecho, uno de los más importantes desafíos que Navarro tuvo que afrontar como dueña de un negocio fue encontrar personal que se adecuara a su criterio: panaderos con experiencia que conocieran los secretos de crear panes y pasteles verdaderamente auténticos mexicanos. Por lo demás, Navarro dice que el negocio ha ido “fluido”, lo que debería de esperarse considerando el nivel de dedicación de Navarro y la inversión en la panadería, la cual puede ser mejor ejemplificada por un consejo especial que ella ha dado. “Un negocio es como un bebé, cuídelo con todo su corazón,” aconseja. “Es usted responsable de hacerlo crecer.” Navarro ha sido lo suficientemente afortunada como para haber recibido el apoyo de su familia a lo largo de su viaje como dueña de un negocio. “La mayor parte de la familia trabaja en este pequeño negocio,” explica Navarro. Junto con su marido, su hijo Joey, y sus hijas mayores, Yadira y Yesenia, todos ayudaron con el negocio familiar. Incluso Daniela, de cinco años, que aparece en esta foto con su madre, echa una mano, limpiando las pinzas y las fuentes que usan los clientes para seleccionar sus productos horneados. Ella ha crecido en la panadería también.

Más de diez años después, el negocio está aún floreciendo y continúa expandiéndose. Uno se puede preguntar, ¿cuál es la clave del éxito de Navarro? “Trabajo duro,” contesta ella, “Cuánto más duro trabajen, más exitosos serán.” Para los aspirantes a ser dueños de un negocio, Navarro encuentra crucial educarse a uno mismo sobre cada detalle de la industria en la que se plantea entrar. Prueben un mordisco del pastel tres leches de la panadería, y sabrán que eso es exactamente lo que Navarro hizo.